martes, 13 de noviembre de 2012

La "arriería" en Maceo

Durante los primeros cincuenta años de historia, Maceo mantenía un intenso comercio para alimentar la construcción del Ferrocarril de Antioquia y algunas poblaciones y caserío a nivel regional. Los arrieros cumplían la labor de transportar no solo la madera extraída de los montes, sino también los alimentos producidos en las vírgenes y fértiles tierras maceítas y de las mercancías provenientes de la capital antioqueña. De esta éóca dejaron su testimonio los señores Arturo Barrera y Amado Morales.

Arturo Barrera: hijo de Genaro Barrera Castaño y María Ubaldina Cano, oriundos del municipio de Santo Domingo. Llegaron a Maceo en 1915. A sus quince años el señor Arturo Barrera se hizo "Sangrero" (aprendiz de arriero) del Señor Lázaro Carmona, al cual le ayudó a transportar "carga redonda" (víveres, granos y mercancías principalmente) desde la Floresta a Maceo; y también desde Guacharacas en el valle de río Nus, hasta la población de Segovia.

Amado Morales: Hijo de Doña María Gutiérrez, originaria de San Carlos y Faustino Morales de Barbosa. Llegó a Maceo en el año de 1932 e inició su trabajo como "Sangrero" de Felipe Tobón extrayendo maderas desde La Chorrera, San Carlos, San Luíz y la Argentina; ascendiendo luego a la categoría de "Arriero de Profesión.

Cuenta el Señor Arturo Barrera que cuando ascendió a la categoría de arriero, es decir, que dejó de ser "Sangrero", arrió mulas con maderas finas (comino y canelo) desde Remedios. La ruta iniciaba desde el cañón de Santana y continuaba por La Honda, Ramillete, El Repecho, La Argentina, El Cenizo y finalmente el Alto de Patiño (hoy lugar en el que está ubicado el Hospital Marco A. Cardona), lugar donde se recogía, escogía y organizaba la madera para enviarla luego a San José del Nus. Don Arturo recuerda que el trecho más duro que atravesó, luego de salir de Santana, eran los ríos Volcán y el caudaloso San Bartolo, ya que en invierno debían descargar las mulas y hacer balsas para para cruzar con la madera las peligrosas aguas. En San Bartolo, cuenta don Arturo Barrera estaban ubicadas ricas fincas destinadas a la actividad ganadera y el cultivo de maíz, cultivo de que se cosechaba, se empacaba en costales de "fique" para ser comerciado en los depósitos de Maceo.

A principios del siglo XX Maceo demandaba mercancías desde el Nordeste Antioqueño y desde sus nacientes poblados rurales como La Susana, Las Brisas, La Mundial, Guardasol, San Cipriano, La Libertad, La Alondra, y también de San José del Nus, desde donde cargaban víveres y diversos productos para abastecer el comercio. Con sus más de 90 años el Señor Arturo Barrera fue testigo del intenso comercio local y regional.

La vida del arriero

El arriero de antaño es el equivalente a los medios de transporte de carga pesada del presente, sin embargo en ese entonces debieron superar dificultades muy grandes como la quebrada geografía, atravesada por precarios caminos que en invierno se convertían en peligrosos obstáculos. A pesar de estas dificultades el hombre dedicado a la arriería supo lidiar con las dificultades a fuerza de una voluntad férrea.

El arriero recorría los caminos en compañía de un "Sangrero", quien iba adelante abriendo broches y puertas y atento al encuentro con dificultades en el camino u otra "recua" de mulas. Su itinerario de viaje estaba organizado para terminar su jornada al encuentro de una "Fonda" o "Tambo", para descarsar, comer. Al llegar a la fonda desparejaba sus mulas y sacaba su libra de "cabuya" (fique entorchado) en rama y la "aguja de arria" para reforzar las retrancas del aparejo o tejer una cincha o pretal antes de irse a dormir. Estos menesteres nos cuenta Arturo lo tenían ocupado aveces hasta la media noche para luego levantarse temprano, porque en este oficio, nos cuenta Arturo, "las noches son muy largas y empiezan muy temprano".

Al amanecer se vestía con su pantalón de dril, la camisa, su sombrero "aguadeño" o de paja; su pañuelo "rabuegallo" (rabo de gallo); el "tapa pinche" (mulera); la "paruma" para protegerse del pantano de los canalones inundados de lodo; el machete y un cinturón de lona para ayudarse a levantar las cargas..

Otro elemento imprescindible del arriero, era por supuesto la mula. Don Arturo nos cuenta que él arriaba de 8 a 12 mulas (que era el promedio que se manejaba para un solo arriero). Contó don Arturo con gracia sobre el nombre que le daba a sus mulas, basado en su color, en un defecto físico o en la "personalidad" del animal. Recuerda con nostalgia varios de sus animales: la Pizarra, la Oca, la Chicharra, la Condesa, la Rusia, la Mosquiada, La Platina y la Sinarepa "a la que de un machetazo le mocharon la "colita" y se le veía toda la "arepita" (la vulva)".

A las cinco de la mañana, el arriero ya debía tener aparejadas sus mulas, y antes de cargar desayunaba con chocolate, arepa de maíz "sanchochado", una ración de carne y de tocino, y para el camino empacaba en su talego de "amilla" su buen fiambre, una libra de panela y tocino ("porque al arriero no le podía faltar la grasita") y el pan de arriero que se hacía de maíz cáscara. El señor Amado Suarez nos contó como se hacía este pan de arriero: "Eso lo pilaban bien pilado y en seguida lo ponían a remojar de un día para otro, después lo ponían al sol un día, y enseguida ya lo quebraban en la máquina (maquina de moler) y se compraba dos o tres libras de ampolleta y enseguida se le echaba claras de huevo pa que amarrara". Este pan de arriero podía durar una jornada y servía para mitigar el hambre en el camino."

Bueno, este es un acercamiento a uno de los oficios indispensables en Antioquia durante gran parte de sus historia. Su papel de transportadores no solo permitió el comercio inter-regional de alimentos y productos. Lo arrieros también transportaron a finales del siglo XIX las primeras máquinas, equipo industrial e insumos para la construcción de las modernas vías de comunicación como los ferrocarriles que posibilitaron el desarrollo económico de Antioquia; desarrollo en el que los arrieros de Maceo fueron partícipes.  

Para los que quieran profundiza sobre la relación de la arriería con la contrucción del Ferrocarril de Antioquia ir al siguiente link de la Biblioteca Virtual de la Biblioteca Luís Angel Arango de Bogotá: http://www.lablaa.org/blaavirtual/historia/caminos/arrier12d.htm

lunes, 12 de noviembre de 2012

Historia del corregimiento de La Susana

Al parecer, La Susana fue fundada a finales del Siglo XIX por mineros que se desplazaron a explotar una mina llamada "La Parranda" ubicada en el río "Cupiná". El nuevo poblado fue atrayendo pobladores de diversas regiones de Antioquia, aumentando así su población, lo que le permitió adquirir el título de Corregimiento en el año de 1944. La población de la Susana se formó con población de las altas tierras de Antioquia y también de pobladores ribereños de Antioquia, Tolima y Santander.

Otra de las hipótesis de la fundación fue expresada en el periódico "El Maceíta", en la edición marzo-abril de 1994, en la que se plantea que se fundó en el año de 1930 por Eduardo Arango y sus hermanos; Polo López, Emilio Buriticá, Santiago Jiménez y Claudina de Cortés. Posteriormente llegaron los señores Miguel Lopera, Ricardo Castro, Manuel Henao Cadavid (hijastro del fundador de Maceo Marco A. Cardona), y Juan Bautista Agudelo Marín, este último dedicado al comercio de víveres en la mina La Parranda, situada en el río Cupiná. En relación al nombre del Corregimiento veamos lo escrito en el citado artículo:

"Relatos de esta época cuentan que los mineros (...) se demoraban varios meses y años para regresar a sus hogares de origen; se hizo presente en la región la Señora de Manuel Henao, llamada Susana y como lo anterior fue para los mineros un acontecimiento importantísimo, convinieron conmemorarlo con unos "guaros" (aguardiente), y "piquisucia" (Gallina) y en consecuencia bautizaron a la comarca con el nombre de La Susana."

Según las versiones de la antropóloga María Teresa Arcila, quien realizó entrevistas en la población de La Susana en el década del 90 del siglo XX, la historia de su poblamiento puede dividirse en dos momentos:

"El primero a fines del siglo pasado (XIX) hasta mediados del presente (XX) cuando -según la versión de sus habitantes- se presentó la salida de numerosos propietarios hacia otras regiones del Departamento y del país, como Urabá, Tolima y Santander. Esta salida masiva fue provocada por persecuciones políticas durante la época de la Violencia entre los años 1947 y 1956 aproximadamente. De este periodo se comenta que fueron "arrasadas" las viviendas y muertos muchos habitantes" y en la mente de sus pobladores quedan sitios como El Rosario en Patio Bonito y la Cueva de los Liberales en Alicante, para recordar lo que pasó en aquella época." Se dice por ejemplo que la Cueva de los liberales llevo dicho nombre porque esta era una de las guaridas de la guerrilla liberal (chusma) durante el periodo de la violencia.

"El segundo período se considera desde 1956 hasta el presente, cuando el nuevo proceso de poblamiento fue protagonizado por familias que llegaron a desarrollar actividades como la agricultura y la minería en pequeña escala. Su asentamiento no siempre se dio de manera fácil, ya que han existido conflictos entre colonos y propietarios de tierras como fue el caso de La Gazapera."

Algunos datos generales sobre La Susana

La Susana tiene un territorio aproximado de 77 kilómetros cuadrados, y limita con las veredas de Santa Bárbara, Las Brisas, La Gazapera, La Unión y San Ignacio. Algunos de los parajes más conocidos son la quebrada La Sonadora, Las Torres, el río Alicante, el río Cupiná, Paiva, Tabor, La Bernarda, La Aurora, La Reina y Monterrey.

El clima de La Susana el cálido, entre los 25 y 30 grados centígrados; se encuentra a una distancia de 23 kilómetros de la cabecera municipal. El clima cálido es propicio para cultivos como la caña de azuzar, yuca, frijol, maíz, frutales y ganadería. La Susana se encuentra unida a través de caminos con el Nordeste Antioqueño, Yolombó y Puerto Berrío.

El alumbrado de La Susana fue puesto a funcionar en 1958 a través de una planta hidroeléctrica alquilada. En la actualidad la población cuenta con energía eléctrica, servicio prestado por la empresa de energía E.P.M. Posee capilla católica, puesto de salud, hogar juvenil, y la Institución educativa Cristo Rey que forma en los niveles de educación básica y media vocacional.